*Querido lector, para su comodidad, sírvase de cambiar el tamaño de la letra*

martes, 29 de julio de 2008

Externación


Helo aquí.

El eco que produce el golpeteo constante de mi cabeza contra la pared.


Es sólo que…


Estas paredes son híbridas.


Recubiertas de hule por fuera y rellenas de concreto.


Tal vez desee abrir un hueco en el fondo.

-------

Ese hedor.


Una mezcla de traición, mentira y alucinación.


La lluvia pasa a través de las goteras del tejado.


“¿Puedes subir al tejado?”


Sonrisa traviesa e infantil.


Parte de un recuerdo triste y extraño.


Sin responsabilidad, sin culpas.


Casi sin sentires.

-------

Yemas de dedos toqueteando casi imperceptiblemente aquella pared amarilla.


Gelatinosa superficie, tentándome a atravesarla.


Limitación.


El gris y el amarillo no son una buena combinación.

-------

¿Qué no era blanco o negro?


¡Me gustaría transparente!


Eso sí, completamente transparente.


Que nadie aparte de mí pueda ver tanto el interior como el exterior.

-------

Aquella suave colina me llama.


Recubierta de verde pasto, hojarasca y rodeada de árboles jóvenes y fuertes.


Esa inquietud ermitaña.

-------

Envidia.


Personalidades oscuramente hipócritas, mentirosas y abstractas.


¿O personalidad?


Parte de la corrosión de la virtud.

-------

Impulsos orgullosos.


Palabras con trasfondo vanaglorioso y superior.


Satisfacción superflua.


Trasfondo depresivo.

-------

Verdaderos fines de destrucción.


¿Cómo le dicen?


“Un cero a la izquierda”


Él/La ignorado/a.


Completamente.


Despreocupadamente.


“¿Y tú qué opinas?”


“Me atrevería a decirte que Merecidamente

-------

Monocromático.


Único color.


“No tengo ánimos ni deseos de hacerlo de otra forma”


“Así está bien


No cualquier razón, sino LA razón.

-------

Ganas de una nada.


Tranquilo lector.


No es desconocida.


Sino una parte femenina.


Prima hermana de la soledad.


Amigos míos.


“¿Ya vieron quien viene a acompañarme esta noche?”


“No, ¿quién?”


“Creo que me hará el amor fervientemente esta madrugada”

-------

Visualización de estas proximidades.


En medio de dos filos.


Sin obligación y sin desistimiento.


Es la parte rubicundamente maldita de la mitad.

-------

Buscando excusa o, en su defecto, pretexto.


En medio de dos gruesos bloques híbridos.


En vez de hule ¿puedo pedir terciopelo?


“Tú tiempo de elección ha terminado”

-------

Incapacidad de denotación.


Pero oportunidad de rememoración.

-------

Falta de priorización.


Intensidad de reclamación.


Búsqueda de baja de presión.


Ver la inutilización.

-------

El rojo es abundante.


Mi dulce rojo.


“¿Por qué tengo el presentimiento de qué esto continuará?”


Sonrisa maníaca y masoquista.


“¿Lo buscas?”


Apartando la masa cabelluda de la cara.


“¿Lo…deseas?”


¡¡¡¡NO!!!!


“¿Te gusta el dolor?”



Pareciera como si mi ser estuviese dividido en ello.


“¿Te…”


Misma respuesta si piensas aplicarla a los demás.


¿Por qué escucho una voz grave y masculina si es completamente inaceptable?


Incluso absurdo.


¿Denota esa parte fría, calculadora y, admitiéndolo, tentat…no, absolutamente maldita?

-------

Sueño pacífico.


Ansias medio desenvueltas y medio desatadas.


Risa estridente y falsa.


Asquerosos nervios.


Inevitable inseguridad.


Inaceptable sensibilidad.

Cerca delimitada por la alegría materializada.


Intento niñato de autoprotección.


Incumbencias aceptadas.


Ineptitud holgazana.


Temor a asumir las consecuencias.


Afanes de mejora.


Intentos de memorización.


Sensaciones revueltas y lacerantes.


Certidumbre de rebelión temporal.

-------

¿Solución? No. Locura personal.


“¿Por qué demonios lo terminé de escribir así?”


“No me gustó”

-------

Inmunidad…Imaginación, claro está.


El colapso de mi psiquis.

-------

Por el momento.



Adelante. Sólo existe y es.

P.D. Pequeña e inútil postdata. Ésta externación se encuentra fuera de su planeación temporal. Aplíquese a la publicación.

.

La creación del collage es para ustedes por parte de mi imaginación.

lunes, 14 de julio de 2008

Tercera Noche de Vanidades


El toque final.

Miro levemente de lado mientras deslizo el lápiz labial por mis sedosos labios.

Estoy lista.

Poco a poco la costumbre me domina.

¿Costumbre? Es extraño decir algo así, ésta es la tercera noche en la que…bueno, me dedicó a…

¡Ya estás lista!

La socarrona voz de esa vieja mujer siempre acostumbra privarme de mis cavilaciones.

Siempre, siempre que intento tocar “ése” pensamiento.

Pero ahora no es el momento.

Debo empezar con mi labor.

Antes de salir de “mi” habitación, me dedico a dar un último vistazo a mi apariencia.

Es la tercera vez en la que me obligo a destacar la perfección de mi figura.

El reflejo que el espejo me devuelve eleva mi ego. Primera oportunidad.

Sonrío cínicamente mientras mando un beso a mi otro yo aprisionado en esa pared de cristal.

Tan brillante. Tan elegante. Tan puro.

Cada vez este impulso es más frecuente.

Cada vez…llama más mi atención.
-------
No es el mejor momento para doblegar mi orgullo en lo más mínimo.

Altivamente, observo a esa desagradable mujer quien, descaradamente, me mira de arriba abajo.

Es insultante.

Sin embargo, aún no puedo quejarme de ninguna manera.

Exacto. Aún.

Mientras no traspase esa línea que separa nuestra “relación”, necesito que me dé, como dicen, “el visto bueno”.

“Aceptable. Será mejor que te des prisa. Te están esperando

¡Vieja estúpida! ¡Por supuesto que sé que me están esperando! ¡Ésa es la única razón por la que soporto tus humillaciones y tus burlas!

“Pero espera, te lo quitaré en el momento en el que menos te lo imagines”, pienso furibunda mientras me dirijo al salón, bajando delicadamente por aquellas escaleras rojas, forradas seguramente por alguna tela barata. Menudos inútiles. Es tan resbalosa que no seguramente no sería la primera persona que se resbalara con esta porquería.

Pero no sucederá. Perdería el encanto.

Pero ganas no me faltan por arrojar de cabeza a la amante idiota del dueño de este lugar.

Mientras desciendo, observo cuidadosamente como algunos pares de ojos van percatándose de mi presencia. Cómo no, empezando por el vestido y terminando por mi belleza. Soy una terrible egocéntrica. Pero aquí no tengo absolutamente ninguna otra opción.

Debo venderme por lo que creo que valgo.

No, no, no. No es momento para dar cabida a mis, últimamente confusas ideas. Será mejor que me concentre en lo que tengo que hacer esta noche.

La tercera noche.

Finalmente, mis pies tocan el suelo del salón. Escucho el sonido que producen mis tacones al tocar la madera. Segunda oportunidad.

Satisfecha, observo como ahora todas las miradas se encuentran fijas en mí. Observo discretamente hacia abajo. Creo que no me había percatado de mi escote tan pronunciado.

Aquí, el pudor también es un goce que me he negado.

Algunas manos se agitan en el aire, intentando con insistencia captar mi atención.

Ilusos.

Primero hay que derrochar complacencias ante el jefe. A aquel que conocí en el instante preciso. Aquel que ha marcado mi piel.

Aquel hombre que caerá como un niño ante mi fatalidad.

Aquel hombre que necesito que se sienta atraído hacia mí.

A pesar de que acabo de empezar, la rapidez con la que los he formulado me asombra.

Además, no llegué aquí por casualidad.
-------
Después de recibirme con un beso, cuidadosamente me señala a los hombres que han solicitado mi compañía esta noche.

Es lo único que necesito saber. El rumbo de las acciones es otro goce que, a pesar de que no lo he negado, lo he reprimido bastante.

Con sutiles movimientos, beso lentamente la boca de este joven, mi jefe.

“Tu dueño”

No.

O…quizá si.


Por lo menos mientras dure bajo este techo.

El trío de mujeres que le rodean miran entre escandalizadas y molestas dicha confianza que consideran aventajada para mí, recién llegada a esa extraña casa de citas.

Tontas.

A ellas les han enseñado.

Yo vengo a enseñarles.
-------