
ACTO I
Bla, bla, bla.
Sin nada nuevo que contar.
Ruido por aquí y
ruido por allá.
Sonidos que emergen del concreto.
Pasos tiernos.
Virtualismo.
Encerrado en una ventana.
Paso tras paso.
Sin llevarme a ningún lugar.
Vamos, amigo mío.
¿Acabas de mencionar que es recíproco?
ACTO II
Pero…
APESTA A ELLA
Aromas imperceptibles a mi olfato.
Sin embargo, con color, al contacto.
No es novedad.
No deja de innovar.
Sensorialidad.
Hambre.
¡Escóndete!
¿De quién?
De esos aferrados duendes que trepan por tu inconciencia.
¡Malditos duendes!
¿Escuchas su sabor?
Mis pantalones se derriten.
Mis manos no se deciden.
Refúgiate.
¿Dónde?
Dónde puedas…Vamos.
Da la espalda.
Una vez más.
Contrariedad.
Indicios para rechistar.
Con un par de manos.
Con veinte falanges.
Sosteniendo el ápice más delicado de tu moreno cuerpo.
Corazón/Alma/No quiero ni creo que toques mi espíritu
ACTO III
Suavidad deslizante como una frazada hecha con nubes.
Es cómo…
¡¡¡¿¿¿QUÉ HICE MAL???!!!
Listo, mañana, no sonreirás.
Así que no esperen lo contrario bajo ningún motivo.
Simplemente, estoy cansada.
¿Pero cómo tendré descanso si no hay un par de brazos cálidos que me acojan?
Sabes que te quiero.
Pero se acabó.
.
.
.
¡Silencio! Hablad bajo.
Inconsciente/ Consciente
Esto es para ti, para tu ceguera y para tu egoísta consciente .
Gracias Morelia por abrirme sus puertas.
No reces por abrir los ojos…Reza para que yo esté ahí esperándote.
Te quiero.
Pero…
No más.