*Querido lector, para su comodidad, sírvase de cambiar el tamaño de la letra*

lunes, 9 de agosto de 2010

Paréntesis (Tercera Memoria)

Otra de "ésas" memorias nocturnas.
Gracias a quienes leerán, comentarán, y sobretodo, lo disfrutarán...





Paréntesis (Tercera Memoria)








Hora Alfa


-A que no puedes jugar a pretender ser un títere.

-Puedo. Pero no quiero.

-¿Desde cuándo te arrepentiste de tener esos finos y lindos hilos?


-A que no puedes jugar a pretender ser un solitario.

-Quiero. Pero no puedo.

-¿Desde cuándo el ser humano es generoso consigo mismo?


-A que no puedes jugar a confiar en una ilusión.

-Ni quiero ni puedo.

-¿Desde cuando confías en alguien?



Lo he hecho X número de veces. ¿Por qué habría de cambiar ahora?

¿Por qué dejar de lado la envidia que me produce beber de otros espíritus mientras dejo que el mío se consuma a sí mismo?


-Cállate, ¿no te acabo de decir que me castra Ése delicado aspecto de la naturaleza humana.

-¿Qué? ¿Cuál?

-La conveniencia en la inconveniencia de la soledad.

-¿Y las falsas estampas? ¿Las que tú mismo acept…..?

-Cállate.




Paréntesis (Otra/Segunda Memoria)

Más paréntesis compartidos.
Gracias a quienes leerán...y más a quienes también comentarán.





Paréntesis (Segunda Memoria)










Techo blanco y blando


-Pareciera que está hecho de espuma de cielo.

-¿Qué sabes tú del cielo? ¿Qué sabes tú del océano? ¿Qué sabes tú de la belleza de algo que pareciera tan simple pero tiene tanto poder que puede hipnotizar tus sentidos de una manera tan sencilla y sublime.

-Sé que…quiero saber.

-¿Qué es lo que deseas saber?

-Saber porqué me siento tan miserable ante una verdad tan bonita.

-¿Verdad? ¿Qué sabes tú de la dicotomía del bien o del mal? ¿Qué sabes tú de la falsedad o la certeza.

-Quiero saber que sé que tengo la certeza de saber que es verdad.

-¿Cuándo sabrás que es verdad?

-Cuando pueda discernir que mi grumoso techo no se asemeja en lo más mínimo a mis hermosas nubes…


Nubes blancas y esponjosas


-¿Por qué es tan difícil dejar de ser lo que fui y añorar ser quien deseo ser?

-¡Ansias de manipulación y enajenación!

-Cállate. Es solo ansia de equilibrio…

Equilibrio en las 50,737 veces que pisé en falso. En las 44,128 que me caí, desgarré y herí.

En memoria de las 67,893 veces que me levanté.

Y en las sombras de las 237,483 ocasiones en las que me perdí en el camino…


Y creo que, a las 265 horas de la hora alfa, no sé quién soy.

Mucho menos si soy.




lunes, 19 de julio de 2010

Inocencia


05.02.10. Texto de febrero. La noticia de que sería la próxima invitada del programa radiofónico cultural "Dime Poesía", del lunes 15 de febrero (si mal no recuerdo), me tenía sumamente contenta...y algo nerviosa :D :D :D


Aún les debo el podcast. En cuanto lo consiga, lo subiré n_n


Y, además, se le sumó al cansancio, la alegría/nerviosismo/amodorramiento por el frío, que sentía. Dulcemente amodorrada. Ésto y un ratito de recuerdos y una que otra fantasía dieron vida a este escrito. Seré sincera, disfruté mucho escribirlo.


No hay dedicatorias, sino porqués. Para dos hombres que me hicieron vibrar de maneras cuasidistintas pero deliciosas a su vez.


La pequeña niña estuvo presente la mayor parte de esa semana, así que después le di un ratito de permiso para que saliera la mujer...Estoy innovando en este tipo de escritura (si alguien tiene/gusta definir qué tipo de género es, sería genial), pero eso no significa que no destrocen mi trabajo n.n

Imagen: Humo, de Snochen Sturm, en Deviantart, editada por mi parte. Gracias a quienes lo leerán. ¡Comenten!











I N O C E N C I A













Yo con falda, y tú con los ojos más brillantes que nunca. A merced de mi boca.

Todas mis amenazas han sido cumplidas.

Tú.

Yo.

Y nada que se me resista.

Y nada que se te resista.


Me acerqué a ti como la ninfa del viento anhelada por tus más impíos sueños.
Tomé tus brazos, debilitados ante la espera, y osé colocarlos alrededor mío.


Fue inevitable que tu boca se pegara a la mía.


Atrevidamente, deslizaste tus suaves y largas manos por debajo de la purpúrea cubierta inferior.
Sentiste la textura de mis medias, amenazadas con ser agrietadas por el calor de mi cuerpo.

Continuando, osaste recostarme en el lecho, mientras, sencillamente, me abrazabas... y me conmovías...

"Tranquilo", te dije, "No me iré. Estoy contigo, ahora más que nunca".


"Y como nunca creí que llegaría a estarlo".



Eres mi hermoso niño.
Pero...en aquella luna no podía ignorar mi deseo carnal por el hombre.

Rápidamente, me aferré tu cuello, como si ésta fuera la última vez.
Te acerqué a mi boca, víctima de sequía labial, como si ésta fuera la última vez.
Y la sangre también me hervía, como si ésta fuera la última vez.


Los besos furiosos, la agitación del compás de la respiración, las manos candenciosas, dándose un gran festín con mi tibia y dulcísima piel.


Las voces del placer resuenan en mi mente.

La nublan.


La invitan a olvidarse de sí misma.


La razón perspicaz es incitante locura cada vez que estoy junto a ti.


Incluso olvido de respirar. “Un poco más”.
Algo que compense los suspiros que se filtran por mis oídos.
Tú.
“Dentro de mí”.


Exquisito goce, ¡mira!, la cama se muere de envidia.

La totalidad de tu entrega. Para mí. Solo para mí.

Me pertenece a mi. Me la obsequiaste a mi…


Me estremezco sensualmente, como en un día de invierno en el que he decidido, una vez más, quedarme en este pequeño sitio, solo nuestro, contigo.
Compartiendo algo más que intimidad.
Compartiendo algo más que lujuria e imaginación a la hora de hacer el amor.

Tus ojos, cuántas veces no los he acariciado con la oscuridad en pleno.
Buscando riualizar mi deseo…mientras…acariciaba algo más.
Tu masculinidad es tan suave como tus gemidos, música exultante para mis oídos.

Mis pequeñas manos se aferran a la dureza del lecho.
El recuerdo del carmín de mis labios y el teñido de mis mejillas me hacen bajar la mirada, como una vestal, abrumada por la intensidad de tus pasiones.

Ríes.
Esa risa juguetona provoca que cierre los parpados tímidamente, esperando algo más.
Tu tranquila boca descansaba junto a la mía.

La calidez de tus brazos, denotando fuerza.
La calidez de mis suspiros, exudando timidez.

Exhalo tímidas protestas por falta de aire.
Tejo madejas de febril resplandor, tu cara se ilumina y el maravilloso peso de tu cuerpo me aprisiona debajo de ti.

Y quiero seguir así…



(7*)

Los incipientes rayos del alba alumbran mi faz.
Abro perezosamente los ojos, que no daría por quedarme así durante la Eternidad.
Tu respiración acompasada, infantil y ruidosa.
Tu piel, a perfecto juego con la mía.

Intensidad.
Sensibilidad.



Amo ser así. Tengo llaves para el Paraíso y el Infierno, para el éxtasis y la monotonía, para la pureza y el morbo.
Unas gotitas de agua escurridizas caen de mis ojos, mientras una suave risa despierta y viste de felicidad ese recinto.

Pero ahora.
Te tengo a ti.

Y eso es lo único que me interesa.

Y es lo único que me hace sentir.


Me hace sentir que…

¡Estoy viva!


Y todo gracias a ti.


Amo las ansias y lo que deparará el porvenir.

Pero...






Te amo mucho más a ti...