
Mientras aprovecho que otros mortales están durmiendo.
Recuerdo:
Ambos sentados en aquellas frías y acalambrantes escaleras.
Intercambiando miedos.
Intercambiando palabras.
Percepciones.
Sensaciones.
Caricias cargadas de insensatez y ternura.
Mientras nos fundíamos en un ósculo que otorgaba sorpresa para nuestros rostros.
Una ínfima parte de mí pensaba en él.
¿En quién?
En el que he resguardado con amor a lo largo de estos largos meses.
Confusamente.
Profesamente.
Para variar, me siento inútil una vez más cada vez que me recuesto a su lado.
¿Es que jamás podrá acabarse esta angustia?
El sentirte tan lejos. El sentirte menos cercano a lo que mi ilusión creía.
Aquel a quien le decía: Te Quiero.
Quiero estar Contigo.
Por otro lado.
Mientras nuestras dualidades lo decidan.
Tú, pedazo virginal de inexperiencia, y yo, trozo circundante a la soledad y a la inestabilidad.
No podemos estar juntos.
Yo...prefiero dejarte ir.
Dejarte surcar el océano morado de sabor a margarita.
Mientras mis pieles cubren mis lágrimas y buscan sosegarme.
¿Puede una niña probar la pureza de los sentimientos humanos?
Así es.
La sonrisa purificadora y apaciguante de una infante.
Podría esperarte.
Pero, ¿qué sentido tiene, si has mencionado que me Amas una vez que buscas dar por sentado el fin de esta esfera roja, cargada de poesía, sueños y blanco y negro.
Aún no entiendo bien porque te escribo estas líneas después de tanto tiempo.
Es solo la ternura que causa ciertos estragos en mi desasosiego munificente.
Te Quiero.
Quiero permanecer a tu lado.
Y a tí también, Te Quiero.
Y también quiero permanecer a tu lado.
Sólo...no te apartes.
Déjame abrazarte una vez más.
Quiero que sepas que tu presente es el mío.
Que mi pasado también fue tuyo.
Y que nuestro futuro deseo que lo compartamos desfallecidamente.
Sólo atiné a responderte: "Tú escoges el sabor de tus lágrimas. Que sean dulces, ¿vale?"
"Vale".
Me encontraba atrapada en zona de peligro entre dos bandos, no enemigos, pero variando en intereses.
Recordando aquellos dulcísimos labios y protectoras manos, que acariciaban mi cuello infinidad de veces, en una plácida danza con el estremecimiento de mis hombros y mi ser...
2 comentarios:
Es quizá demaiado apegado a la realidad para mi gusto.
Es sincero y agradable como una nuvecita de azúcar que va y viene en el oleaje de los sentimientos...
El estilo es tuyo y... No me meto con el.
Adiós
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