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jueves, 28 de mayo de 2009

Duicad ed Rasclit.


Ésta es una ciudad de cristal.
Dónde incluso saludar es sinónimo de mutilar.
Dónde sólo puedes mirar pero jamás irrumpir.
Dónde siempre te quedarás con la impetuosa sensación de la perdición.



Miénteme.
¡¡¡Vamos!!!
Incontables veces.
¡¡¡Acaso no me has escuchado!!!


¡¡¡¿¿¿Qué acaso el privilegio de hablar me ha sido negado???!!!

Habla, sólo...
No Grites.
Sino nuestras bellezas de cristal sucumbirán.
Muertas en pedazos y astillas asesinas.

Nuestro utópico mundo es ahora una realidad. Cuando seas grande, en pasiva mancuena con otros chiquillos inquietos, todo esto te pertenecerá.
Madre, ¿por qué me es imposible gritar? ¿Por qué no puedo externar la euforia que me provoca el bello color de las naranjas o la inmensa alegría que me produce sentir el suave pasto bajo mis pies?
Debes entender que, para que todo lo que te he construido te sea otorgado, es necesario preservarlo. Ahora, supongo que preguntarás cómo harás, de esta luna a las que prosiguen, para obtenerlo.
No, madre. En realidad, me pregunto Por Qué esto debe ser preservado.

Esta es una
ciudad de cristal.
Donde las propias voces son un claro rasguño de inutilidad.
Donde para ser escuchado, es necesario ser parte del otro.
Ser uno sólo, aunque provengas de 30 o 40 pedazos más.

Háblame.
Atrozmente.
Incontables veces.
Cómo si las respuestas que yacen en el silencio de mis prisiones fueran una
ficta confessio.

Madre, contéstame, ¿Por Qué es tan necesario preservarlo?
La respuesta es sencilla, corazón: Porque de ahí has sido creada.
Pero, madre, yo tomé vida y, por ende, pasaje directo a la muerte, todo en tu vientre.
Así es.
No comprendo.
De no ser porque en esta esplendorosa ciudad Nadie se atreve a gritar, estos delgados fragmentos de cristal jamás te atravesarán.

Esta es una
ciudad de cristal.
Donde los reflejos solo se dan en los pulidos cristales.
Donde la virtualidad es una exquisita muestra de ceguera.
Y cada delicado roce en ello, solo acarrea frío en la punta de los dedos.

Tócame.
Sentirás algo más allá de la helada superficie.
Incontables veces.
Bienvenida, te presento al Alma Máter de la neblina azulosa.

Madre, yo...
¡
Oh, vamos, hermosa niña mía! ¡Tú qué has impregnado la blancura de la nieve en tus mejillas!¡Tú, que has sido concebida bajo las recitentes luces de las estrellas, siendo comidas por las nubes en el ébano nocturno! ¿Por Qué te acongojas tanto? ¿Por Qué te cuestionas acerca de tu útil y ya irreplicable destino? ¿Por Qué insistes, muñeca mía, en preguntar sobre cada oración que mis labios exhalan, que llega a tu alma y ésta solo protesta con desdicha y presunción?
Madre, por favor. ¿Por Qué es tan necesario que sea yo quien continúe vuestra Magna Obra?
Porque tus hábiles pensamientos, pequeña mía, son los mismos a los que han permitido que el sueño continúe hasta este último segundo compartido.



Esta es una ciudad de cristal.
Donde la intoxicante fragancia de la nada es de la prelidección general.
Donde idear es sinónimo de alteración a la normalidad.
Donde sobrevivir es el némesis de la intelectualidad.

Huéleme.
Que mi valía entre por cada uno de tus poros.
Incontables veces.
La simplicidad de la práctica silente de la obediencia absoluta.

Madre, por favor, explíqueme...
No es necesario explicar. No es necesario entender. Todo ello fue hecho en su momento.
Madre, se lo suplico, yo...
¡Calla! ¡No digas lo que piensas! ¡Ya no es necesario que pienses!
¡¿Por qué?!
Porque, memorízalo, pensar mata.

Esta es una ciudad de cristal.
Donde te es imposible resistirse a sus frívolos encantos.
Donde es una ilusión librarse del gélido abrazo de cristales.
Obstruyendo la necesidad difusa y confusa del vilo que atrae la obstrucción.

Átame.
En medio del brillo de tus ventanas y el sopor de tu ignorancia.
Incontables veces.
Permíteme compadecerte. Aún mejor, niégame conocerte.

Madre, ayúdeme...
¡No digas más! ¡Tú misma has atraído tu desgracia!¡¡No debiste desobedecerme!!
Pero madre, tenía curiosidad... Además, ¿cómo era posible resistirse a compartir con los demás niños el delicioso sabor de la fresa, escondida en medio de trozos cremosos de leche?¡Vainilla! Ya te lo había dicho, ¡tú Debes De disfrutar la vainilla! ¡Y solamente la vainilla!
Madre, ¿Por Qué es tan cruel conmigo? ¿Por qué me niega mis pequeñas Felicidades?
No es crueldad, ángel mío, debes comportarte conforme te hemos educado...
¡Madre! ¡Era un helado de fresa! ¡Nada extraordinario! ¿Por qué eso me hizo merecedora de un castigo injusto por parte de nuestro líder? ¿Por qué me han apartado de los demás? ¿Por Qué el Control ha rebasado los límites de la conducta social? ¿Por Qué incluso interfiere en mis propios gustos, en mis propios deseos?¿Por qué niega su existencia?
¡Te lo advertí incontables veces, mi pequeña! ¡No pienses! ¡No sientas! ¡Limítate a vivir conforme nosotros lo hemos decidido para tí!

¡¡¡Madre, una existencia así es vegetativa!!!.
¿Qué has dicho?...


Que una existencia así es sinónimo de echar por la borda toda una vida...


De acuerdo. Ahora, tu propia raciocinio atraerá tus propios cuervos, tus propios verdugos.



Esta es una
ciudad de cristal.
Donde ha llegado el fin de una era atascada de calidad peyorativa.
Donde las voces resuenan en el oído de los edificios.
Y donde los ecos trazan grietas entre la arcaica soberanía de la estupidez.

Rétame.
Déjame saborear el salado fruto del esfuerzo.
Incontables veces.
La hora de la revancha ha comenzado.

Madre, me marcho.
¡¿Mi pequeño sueño, adónde piensas ir?! ¡¿Por qué deseas alejarte de tu hogar?!
Madre, precisamente esa es la llaga que merma mi corazón. Esto No es mi Hogar.
¡¿Por qué?! ¡¿Por qué deseas triturar tu fortuna en suelos ultramarinos?! ¡¿Hacia dónde piensas dirigir tus pasos?!
A un lugar donde disfrutar no sea sinónimo de maldad. A un lugar donde crear no sea sinónimo de disfuncionalidad. A un lugar donde pensar no sea sinónimo de ansias destructoras.
Eso...es...imposible. ¡Tú has perdido la razón!
Eso no lo sabré hasta que la cantidad de tiempo escogido para estar lista para la revancha se agote...
¡¡¡Tú...!!! ¡¡¡No puedes estar hablando en serio!!! ¡¡¡Sólo te conducirás hasta un abismo del cual jamás podrás salir!!!
Ya he tocado fondo, madre. Te debo las gracias. Ahora Quiero conocer la cima.
¡¡¡No lo harás!!! ¡¡¡Jamás te lo permitiré!!!
Madre, por favor, Piénsalo... ¿En verdad crees que sea posible negarle al ser humano esa maravillosa capacidas de Vivir?...


Esta ya no es una ciudad de cristal.
Ahora los parajes racionales invaden los pulmones de las calles.
Ahora las ideas brotan como rosas encarnadas en primavera.
Y donde las frases bucales ya no podrán mantenerse quietas.

Derrótame.
Me has arrebatado el control sobre las vidas necesarias para poder sobrevivir.
Por última vez.
Ahora es una realidad.

Madre, es el momento en que lo digas, ¿estás conmigo o en mi contra?
Tu dependencia no ha mermado tu inteligencia.

Todo es posible. No dejes de respirar.Jamás.

A tí, Querida Ciudad de Cristal.
A cada quien su cada cual.
Ellos han dependido de tí demasiado.
Tu caída al fin ha llegado.


Pues resulta que Mi Futuro es Mío.


Los arpegios estivales del viento atacan con limonesca premura.
Las cristalinas mariposas han decidido emprender su sureña aventura.
El Génesis tan anhelado.
Sin embargo, deberán aprender a lavar sus calcetines a mano.


3 comentarios:

Soiral dijo...

Me gustó... largo... me encanta que utilices vocabulario poco común...
Y los diálogos... es una lucha por imponer ideas, acciones, y una vida entera... entre la lucha del deseo de Vivir.. de disfrutar, de conocer, de ser.

Ya dije que estaba Larrgo....?
jeje que bien :P

P.D. Se nota cierto cambio, me agrada.

Soiral dijo...

Con respecto al título creo k puede decir algo así como CUIDAD DE LA CIUDAD DE CRISTAL...

es como un aviso a alguien, sin que se alguien sepa que hay un mensaje de que tiene que cuidar Algo, de que tiene que tener cuidado y atencion... no sé porque.

nim dijo...

Me encantó la última frase.

Una progresión épica de dictadura a utopía.

Muy buen tema, sin embargo la forma de presentarlo... no termina de convencerme... el empaque...

Aguas con la ortografía. ej: ti no lleva acento.

Adiós.